sábado, 13 de agosto de 2016

¿GOBERNANDO UN PAIS O JUGANDO AL MUS?

Es la situación actual, el mas claro exponente de la talla política y madurez democrática de los políticos de este país. Lo cierto es que uno no sabe realmente si están intentando constituir un gobierno o si están echando una partidita de mus, en donde todos intentan sacar a su favor el mayor número de piedras, (léanse carguitos y poltronas varias). Por un lado tenemos un PP que quiere llevarse la partida, con sus casi 8 millones de votos, apostando fuerte en la grande y a los pares, enfrentado con un PSOE que pretende hacer lo mismo con la una y siendo postre, por el otro está Ciudadanos, que claramente se conforma con ganar la chica, aun que intente disimularlo con tibios envites a los pares y a la grande para despistar y no declarar que por no llevar no lleva ni juego y que de nada le sirve tener un buen punto. Por último está PODEMOS que después de amagar con que iban a lanzar órdago a todo, en cuanto se sentaron y cogieron cartas, resulta que también se conforman con jugarse la chica con el PSOE (háblese de pasar de asaltar el cielo a conformarse con dar el sorpaso y quitarle el liderazgo de la oposición) y estos ya ni disimulan envidando a nada ni en reconocer clara y abiertamente que llevan mal juego y que están muy lejos de tener la una.

La realidad es que a ninguno de los jugadores les gustan sus cartas, que a todos les parecen pocas las piedras que pueden sacarle a las jugadas y que en un claro ejercicio de cobardía política, y  de un interesado egocentrismo egoísta de partidos, nos volverán a decir a todos los cada día mas precarizados ciudadanos, que hay mus y que volvamos a repartir, que en esta ya segunda mano, siguen sin gustarles las cartas que les hemos dado.

Lo cierto es que no deberíamos  de sorprendernos ante esta actitud, que no refleja otra cosa que nivel de impregnación de autoritarismo ególatra de liderazgos caziquiles en nuestro sistema democrático, que lejos de diluirse con la consolidación y madurez democrática de este país, cada día se hacen mas fuertes con el creciente nivel de aceptación de la corrupción en nuestra clase política, hasta el punto de consolidarla dentro de las instituciones con nuestros votos, al considerarla como algo inherente a la práctica política y no un factor dependiente únicamente del nivel personal de honradez de cada político y por lo tanto subsanable con un mayor celo a la hora de escogerlos.

En España tras cuarenta años de democracia, hemos sido incapaces de dejar atrás muchos de los ticks heredados de la dictadura, hasta el punto que a día de hoy vivimos una interpretación transgiversada de democracia, en donde nuestros representantes son los que nos exigen que votemos de otra manera si no les gusta el resultado obtenido, haciéndonos a los ciudadanos pagar el precio de su incapacidad y/o inconveniencia de, o para los políticos y sus partidos, cuando tendrían que ser ellos los que pagaran el precio de no saber estar a la altura del mandato electoral reflejado en las urnas para transformarlo en gobierno, dejando a un lado dichos intereses personales o de partido, lo que hace que en realidad tengamos una democracia desvirtuada en su esencia, donde el gobierno del pueblo deja paso a que prevalezca la voluntad de la clase gobernante, imponiéndose a la del pueblo, por mucho que esta clase gobernante sea clase electa y que como hoy estamos viendo, prevalezcan los intereses de esta clase gobernante, por encima de los intereses de los ciudadanos que los eligieron y por lo tanto restando en cuanto a lo que sociedad democrática avanzada se refiere, evidenciando, a mi entender, la importante carencia de cultura democrática del ciudadano y fruto de ésta, la ausencia de talla política en esta materia de sus representantes, que lejos de intentar corregir este déficit, se aprovechan de él para beneficiarse ellos y sus partidos, al margen del beneficio de la ciudadanía e incluso a costa del sacrificio de este beneficio común, a favor del de individuo gobernante y su partido.

En conclusión: Si los españoles aspiramos realmente a que nuestros dirigentes políticos dejen de gobernanarnos como si se tratase de la competición de mus particular, dentro de su restringido club privado, selecto y electo de clase gobernante, los primeros que tenemos que concienciarnos de ello somos los ciudadanos y ser absolutamente escrupulosos en la exigencia del estricto cumplimiento de un código ético, para poder ser elegido como representante político. Esta exigencia, tiene que estar por encima de toda sigla e ideología y por lo tanto convertirse en condición siecuanum para todas ellas, de manera que la cumpla inevitablemente, todo aspirante a liderar un partido o formar parte de los cuadros de este. Es así y solo así como estaremos en condiciones de empezar a dar pasos en post de una regeneración democrática real y no caer de nuevo la actual dictadura de una democracia partidista y no realmente ciudadana. Soy plenamente consciente que esto que propongo no llegará a tiempo para aplicarlo en estas terceras elecciones a las que nos han castigado nuestra calse política, pero quizás si nos los tomamos en serio, si se llegue a tiempo para que las cuartas sean definitivas para que se inicie esa regeneración que tantos y tanto anhelamos.


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